Una y otra vez volvemos en este blog a la calle Mediodía. ¿Qué nos lleva al encuentro de lo que para la ciudad de Barcelona no es casi ni un recuerdo, y del que por otro lado no queda el menor resto físico, sepultada que fue la calle por la avenida de las Atarazanas?
Nos atrae de la calle Mediodía la circunstancia de que siendo una travesía tan corta y sin conocer apenas el nombre de alguno de sus locales, sin esta calle no se entiende el barrio chino. Del mismo modo se puede decir que su desaparición tras la guerra significó el eclipse del barrio chino. Así, que le dedico otra entrada.
La calle Mediodía une, hace de engrudo físico y sobre todo humano, al resto de calles del barrio chino y favorece el encuentro entre los distintos elementos que habitan en él.
Es en la calle Mediodía donde Salvador Segui predica a las prostitutas el evangelio de un tiempo donde no habrá explotación; es aquí donde se refugian los emigrantes que huyendo de la Alemania nazi llegan a Barcelona; en la calle Mediodía se encuentran para planificar sus asaltos, tanto miembros de la FAI, como del Sindicato Libre, como de diferentes grupos más o menos relacionados con alguno de ambos.
La Libertad. 1933
En la calle Mediodía mueren los anarquistas que intentan asaltar el cielo por la vía de conquistar a fuego el cuartel de Atarazanas en cada una de las huelgas generales que declaran durante la república. Los travestis se mezclan con las gentes del sur que llegan a Barcelona a rebufo del trabajo en alguna de las dos exposiciones y que ya no dejarán Barcelona.
La algarabía, el bullicio del mercado callejero que todos los días se despliega en sus aceras es ensordecedor. El hedor de los albañales cegados por los restos de alimentos podridos al terminar el mercado debe de ser tan intenso que cuando llega el verano y el calor se hace sofocante, es un dilema elegir entre abrir la ventana y morir de la peste que llega de la calle o dejarla cerrada y perecer horneado por el calor que almacenan las habitaciones.
El Diluvio. 1936
Josep Dominguez. 1933. AFB. Calle Mediodía.
Aquí viven quienes se relacionan con aquella parte de la burguesía que se adentra en zonas poco peligrosas del chino en busca de los placeres que no le concede un matrimonio que antes que otra cosa es un contrato de intereses económicos. Los travestidos, las prostitutas, aquí se almacena la droga con la que se empolvan la nariz esos burgueses anhelantes de experiencias canallas.
En entradas anteriores recordamos las cuatro esquinas, el punto donde daba comienzo la calle Las cuatro esquinas; los locales de mayor tronio de la calle la calle del Mediodía, no otro cosa que figones, tascuchos y casas de dormir miserables: la mina pequeña, casa Pitoño, la Paloma de Valencia o el bar Scandinavia o quizá Escandinavia (Los alemanes y la calle Mediodía). Ninguno de estos sobrepasa el nivel del tascucho o casa de dormir miserable, si conocemos su existencia es por haber llamado en algún momento la atención de los periodistas.
Tambien recordamos la muerte del Pernales en las cuatro esquinas ¿por qué murió el Pernales en la calle San Ramón?.
Hoy relacionaré el resto de locales que he encontrado en la calle. Si estos establecimientos aparecen casi siempre en relación con incidentes por asuntos de agresiones, drogas, robos y prostitución es por un sesgo que se explica porque cuando la calle Mediodía asoma y recuerda su existencia a los barceloneses durante el primer tercio del siglo XX, es en forma de crónica de sucesos. Por eso hay con mucha mayor frecuencia en estas notas travestidos que trapichean con droga en lugar de inmigrantes murcianos que trabajan, cuando lo encuentran, en las fábricas del Pueblo Nuevo o en el puerto de Barcelona, y que junto a sus familias forman la mayor parte de la población de la calle.
24. Casa las Diez Mujeres (1918). Prostíbulo.
Establecimientos de la calle Mediodía de los que ignoro la dirección:
-Bar Roure
Sebastia Gasch evoca sus paseos con Miró por el chino y recuerda el Bar Roure
-Café Italiano. Se encontraba cerca de la desembocadura de la calle en el Portal de Santa Madrona.
Café Italiano. Papitu, 1912. Caricatura de BON.
-Fonda alemana. Aparece en una serie de reportajes del periodista Bartrina en La Publicidad sobre la emigración alemana en Barcelona (13, 14, 15 y 18 de abril de 1934). Bartrina no da el nombre del establecimiento. La denomina fonda alemana, señala que se encuentra en la calle Mediodia, e indica que en la misma recalan muchos de los vagabundos alemanes que llegan a Barcelona.
“El gran quarter general dels falsos i d'alguns dels veritables refugiats politics a Barcelona s’aplega i resideix en aquest carrer tan miserablement acolorit del darrera les Drassanes que porta el nom de Migdia. Qualsevol vagabund alemany que arreplegueu a Barcelona us dira que viu a la Fonda Alemanya del carre del Migdia. Aquesta dita Fonda no és mes que una taverna i casa de dormir on per rnitjá d'un retol descolorit a la porta s’anuncia el preu dels llits: "Camas, betten, a 6o céntimos. L'amo és catala, i com a bon catala és un home trempat i forçut. No és, doncs, alemany ni té cap parentiu amb alemanys”. […]
L'amo de la Fonda fa la seva feina completament absent a tot el que es parla i s'amanyaga al seu entorn. La seva muller, catalana també, collabora amb ell en alló que tan sols els
interessa: el farciment del calaix. […]
A la casa, que és un dels pocs llocs inedits, curiosos i acolorits de veritat que encara resten al nostre barri xines, no s'en estatgen mes que estrangers de Centre Europa. La nostra pobrissalla
no hi va, puix que els sembla que no son a Barcelona. Els rétols, els avisos, els preus, tot, o está
escrits en alemany o be en bilingüe. […]
El cuarto y último articulo de Bartrina incluía una carta del que se daba a conocer como dueño de la fonda alemana, de nombre Carmelo Juan , quien se quejaba del tratamiento de Bartrina dado a su fonda, en particular a la circunstancia de que hubiese alojados homosexuales y pederastas en la misma. Señalaba que la mayoría de alemanes que albergaba habían sido remitidos por el cónsul de Alemania y la asociación de beneficencia de Alemania.
No termino de entender la existencia de dos casas de dormir en la calle Mediodia, con una clientela que en ambos casos es casi por completo alemana, casi por las mismas fechas y con referencias donde quien menciona a una de ellas nunca menciona la otra. El Bar Scandinavia y la Fonda “Alemana”.
Claro que hay datos sobre una y otra que parecen indicar que no se trata del mismo local. La discrepancia es completa en lo que hace al nombre del dueño. Carmelo Juan en el caso de la Fonda Alemana, Käthe Goedel-Römer en el del Bar Scandinavia. Aunque Goedel-Römer no siempre es señalada como dueña del Scandinavia, en Barcelona, mayo 1937su condición es la de trabajadora del local.
Carmelo Juan indica en su carta a La Publicidad que la mayoría de las personas que alojaba le eran remitidas por el consulado alemán. Entre los años 1933 y 1936, el consulado alemán, en manos de personas afines al régimen hitleriano, no podía tener tratos con un local donde se reuniesen personas opuestas al nazismo y las referencias al bar Scandinavia son de personas relacionadas con las milicias anarquistas, con el DAS alemán o con las brigadas internacionales, pero ese “tropismo” del cónsul nazi y de los anarquistas por la calle Mediodia sucede en momentos distintos; la fonda alemana en 1934, el bar Scandinavia a partir del inicio de la guerra civil. No se puede descartar que se trate del mismo local.
Para complicarlo más, una nota en La Vanguardia en 1932, informa de las denuncias por amenazas que Frederich Felimann, súbdito alemán, presenta en el juzgado contra varios compatriotas suyos que le han amenazado de muerte si el denunciante daba malos informes de ellos. Se nos informa que Felinmann es dueño de una casa de dormir en la calle Mediodia.