El 29 de diciembre de 1951, La Vanguardia (Española) informaba de la próxima llegada de diez buques de guerra de la sexta flota de los EEUU a Barcelona. Trescientos oficiales y cinco mil marineros permanecerían en la ciudad desde el 9 al 15 de enero del año siguiente. Otros veinticinco buques de la sexta flota fondearían en otros puertos españoles: Tarragona, Valencia, Cartagena, Almeria, Málaga y Palma de Mallorca.
La visita era uno de los primeros resultados de las conversaciones entre el almirante jefe de operaciones de la armada de los EEUU, general Kissner, y Franco en julio de 1951. Desde 1947, con el inicio de la guerra fría, el régimen franquista había pasado de ser un paria internacional a ser valorado por el resto de países occidentales del mismo modo en que Franklin Delano Roosevelt apreciaba a Tacho Somoza y por las mismas razones: “Somoza es un hijo de puta pero es nuestro hijo de puta”.
En un periodo de confrontación global entre los países comunistas y los occidentales, la posición geográfica de España pasaba a ser muy importante.
Así que para empezar, Barcelona y otros puertos españoles se convertirían en el descanso del guerrero y la visita de enero de 1952, la primera de una larga serie de ellas que en los años siguientes llevarían a los marines yankes a conocer la ciudad y en particular el barrio chino.
Vista la positiva valoración que los marines hicieron de la visita, -como cuando en las páginas de reserva de hoteles por internet, tras los datos del establecimiento hay una serie de notas que escriben los clientes donde informan que la cama es muy mullida y que las camareras tienen un tipazo que cortaba el hipo- ya en julio de 1953 con Eisenhower como presidente se firmaron los llamados Pactos de Madrid por los que el régimen de Franco recibiría suministros militares, se le concedería una serie de créditos al gobierno español y por parte de España se cedería unas zonas para el establecimiento de bases militares. Una nueva era de paz y prosperidad se vislumbraba para los españoles bajo la jefatura de Franco. Prosperidad que para algunos sectores de la población significó sacar el vientre de penas. Sin ir más lejos, las prostitutas de Barcelona que recibieron alborozadas la noticia de que cinco mil marineros pasarían una semana en la ciudad y que en años venideros las visitas se repetirían.
Las fotos son de la revista LIFE y tomadas todas por el mismo fotógrafo NR Farbman. Atendiendo al carácter del blog, tan solo subo aquellas donde más que verse –las fotografías se publicaron en un medio de comunicación convencional de los Estados Unidos en una época donde toda pubidundez era poca- se adivina el tropismo de los marines por el barrio chino. No hay escenas escabrosas.